jueves, 6 de noviembre de 2008

LA FRONTERA

NESTOR GROPPA

Era río de vertiente
la línea que demarcaba
altas tierras de Argentina
con la nación boliviana.
Frente a los carabineros,
en el resguardo La Quiaca,
gendarmes casi con odio
la pobreza requisaban.
Estos decían: son ellos;
ellos, que éstos comenzaban;
gendarme y carabinero
de malos modos trataban.
Ambos eran la frontera:
machete y cinto de balas
para un puñado de harina
que no dejaban pasarla.
Carabinero y gendarme,
del oro no preguntaban.
Lo que se lleva en los ojos,
en sus manos no quedaba;
de aquello que el alma siente,
nadie jamás supo nada.
Gendarme y carabinero
en vano acecho pasaban.

Lejos del cielo, infinita,
la historia muda se estaba;
era remanso de luna
en el viejo Toro Ara.
Así acontecen las horas,
suena el río entre barrancas;
así a una bandera y otra
que en cada guardia flameaba,
un mismo viento las mueve
al borde de cada patria.

Gendarme o carabinero,
una respuesta me agrada:
¿Por qué esta triste miseria
es igual en la otra banda?
¿Por qué contratan braceros
en Villazón o en La Quiaca?
¿Por qué para los ingenios
sale la gente hacinada;
no se distinguen las manos
argentinas, bolivianas
y a la frontera la borran
los expresos de la zafra?
Recuerdas carabinero;
gendarme, bien lo notaras,
que lo que llevan los ojos
en tus manos no quedaba?
Las patrias son esos ojos
que en los tuyos se miraran:
mujeres y hombres callados
que un día mueren sin nada.

Carabinero y gendarme,
entiéndelo con el alma:
cuando crucen por harina
las soledades del abra,
la frontera no es el puente
ni el resguardo de la aduana;
en el río de vertiente
que a dos naciones separa,
en una línea de peces
debajo mismo del agua.

No hay comentarios: