jueves, 20 de noviembre de 2008

JUJUY

JUJUY
Andrés Fidalgo
III
San Pedro, San Pedro!
Justo a mitad del camino
entre el monte y el viento.

Cercada
por peones del surco que palean silencio
y volteada, canteada y medida
por bravíos hacheros.

Algo más allá de la caña de azúcar,
algo más acá del lapacho y del cedro.

San Pedro, San Pedro!
Bolivianos, sirios, hindúes, paraguayos
y el criollo, impasible, en el centro.
(Como si él también
hubiera venido de lejos).

Aquí sufre mi hermano;
aquí muere mi pueblo.
En el rítmico hacer del obraje,
en la urgencia que mueve al Ingenio.

(Y las tablitas rotas
y las latas, queriendo
defender al suburbio
del mordisco del tiempo).

América
confusa, atropellada,
asoma entre tus dedos.

Un futuro agresivo
de belleza que pugna
para romper el cascarón de la miseria
y levantar el vuelo,

se nos ofrece en esta niña que pasa
a la zaga del hambre
y de sus ojos negros.

El verde mar del monte
te ha designado puerto.
Y como nadie habla de barcos
sino de zafras y campamentos,
vagabundos por tus calles
desorientados marineros.

San Pedro, San Pedro!
Días de trabajo
y noches sin sueño.

Bajo el sol, los hombres
músculo y esfuerzo;
al salir la luna,
el país del beso.

De pronto,
al dar vuelta una esquina me veo
pasar en lo alto
de un camión maderero.

San Pedro, San Pedro!
Me embriaga tu vino de tierra,
de caña de azúcar
y cedro.

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