domingo, 2 de noviembre de 2008

Chaguanca ciega

Néstor Groppa

Trabajó junto a los hombres de este Norte
en el desventurado silencio de los feudos.

Como un animal acorralado por la zafra,
llega hasta el pueblo
con la solitaria multitud del monte
en la mirada.

Y toca la tristeza
que sus ojos vieron;
recuerda la miseria
que ahora ven sus manos.

Chaguanca ciega,
abuela que ya no tiene negrero,
abuela que dio la vida y no le queda nada;
erguida, cubierta de corteza,
indiferente como los árboles
a la lluvia o al hacha.

Así terminará su tiempo
sobre esta vieja tierra,
y será tierra bendita
bajo su pie descalzo.

Haced que se olvide, pobre abuela,
de lo que ven sus manos.

No hay comentarios: