
Tal vez mi canto rojo
por sobre el mediodía
tenga un ritmo de ojota
sobre la tierra parda.
Tal vez mi canto enjuague
las lágrimas de cobre
que rueda por la oscura
mejilla de mi raza.
Quizás tenga mi canto
la turbia rebeldía
que ruge en las entrañas
de la tierra olvidada.
Pueda ser que este grito
nacido en las tinieblas
amanezca en el blanco
pañal de la mañana
y atraviese los aires
como venablo indio
hasta donde termina
la patria de las águilas.
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